La agorafobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo intenso y persistente a situaciones o lugares donde escapar o recibir ayuda puede ser difícil o embarazoso. Las personas con agorafobia suelen evitar o tener dificultades para enfrentar lugares abiertos, multitudes, espacios cerrados, viajar en transporte público, hacer compras o estar fuera de su hogar sin compañía.

Este trastorno puede estar relacionado con el miedo a experimentar ataques de pánico o sentirse atrapado en situaciones en las que no es posible recibir ayuda o escapar fácilmente.

Las personas con agorafobia a menudo evitan estas situaciones temidas y pueden experimentar una disminución significativa en su calidad de vida, ya que pueden limitar mucho sus actividades diarias.

La agorafobia puede desarrollarse como una respuesta a experiencias traumáticas o estresantes, aunque en algunos casos, su causa puede ser desconocida. A menudo, se presenta en conjunto con la amaxofobia o miedo a conducir, y con el trastorno de pánico.

Incluso en las personas que no necesitan conducir, o salir de casa para trabajar, las limitaciones de sentirse a disgusto en espacios abiertos, o fuera de la zona de control, que suele ser el propio domicilio, las inconveniencias que produce son enormes.

Como en todas las fobias, quienes la padecen suelen escusarse de mil maneras, para que parezca que sus limitaciones son voluntarias, y que responden más a un gusto particular que al miedo, sin embargo los ojos expertos de un buen terapeuta identificarán al instante qué es criterio propio, y qué es producto del miedo.

La agorafobia suele resolverse en menos de diez sesiones, aunque en algunos casos la concurrencia de otros problemas podría requerir una intervención más compleja.